La Staatliches Bauhaus («Casa de construcción del estado» en alemán) fue una escuela de arte, artesanía, arquitectura y diseño; que ha influido notablemente a la arquitectura del último siglo y revolucionó el diseño industrial. La idea de diseño moderno y funcional a disposición de todos, y a precios asequibles, no pertenece a la famosa multinacional de origen sueco IKEA, sino a la escuela de arte más influyente del siglo XX.
Escuela de la Bauhaus
La Bauhaus fue fundada en 1919 por el arquitecto, urbanista y diseñador alemán Walter Gropius, al fusionar la Escuela de Bellas Artes con la de Artes y Oficios. En su manifiesto fundacional, Gropius estableció como objetivo la formación de «un nuevo gremio de artesanos sin las pretensiones clasistas que querían erigir una arrogante barrera entre artesanos y artistas».
La idea era que los artistas debían recuperar el proceso de fabricación artesanal, con una metodología de diseño basada en el análisis de la funcionalidad y en llegar a lo esencial eliminando lo superfluo; por lo que, al igual que en la pintura se priorizaban los colores primarios, en la arquitectura se le daba mucha importancia a la utilización de las formas geométricas básicas.
Permaneció abierta durante 14 años en tres sedes diferentes: Weimar (1919-1925), Dessau (1925-1932) y Berlín (1932-1933); donde fue cerrada por los nazis por su contenido crítico, ya bajo la dirección de Ludwig Mies van der Rohe. Antes, en 1928, Hannes Meyer había sustituido a Gropius al frente de la institución.
Escuela pionera
El amplio e interdisciplinario enfoque de los instructores de la Bauhaus, entre ellos Lyonel Feininger, Paul Klee y Vasíli Kandinsky, consideraba que las artes plásticas, el diseño de muebles y productos, el diseño gráfico, la publicidad, la arquitectura y la teoría no debían tratarse como campos separados, sino como parte de una conversación sobre la vida en el mundo moderno. De ahí que la Bauhaus fuese pionera en la introducción de talleres de formación en lugar de la tradicional educación de arte de estudio.
Primero, durante seis meses, los alumnos se formaban en distintas áreas para descubrir sus preferencias y orientarse para su posterior formación. Al tiempo que aprendían dibujo y modelado, trabajaban la piedra, la madera, el metal, el vidrio o los tejidos. También, realizaban un curso creado por el arquitecto Johannes Itten, y conocido posteriormente como “Método Bauhaus”, en el que investigaban los principales componentes visuales; textura, color, forma, contorno y materiales.
Después, recibían una formación práctica en talleres colaborativos específicos que duraba 3 años y terminaba con un examen de artista en el que se elegían a los alumnos más destacados. Al finalizar, realizaban cursos prácticos en fábricas. De esta forma, salían de la escuela con el título de arquitecto y con una formación completa en dibujo, pintura, grabado, escultura, fotografía, tipografía, encuadernación, impresión, diseño de muebles o urbanismo; además de otras disciplinas artísticas como danza o teatro.
Por primera vez, tanto el diseño industrial como el gráfico fueron considerados como profesiones; estableciendo las bases normativas y los fundamentos académicos tal y como los conocemos en la actualidad.
Arquitectura e interiorismo racionalista
El ejemplo más representativo de la arquitectura racionalista promulgada por la Bauhaus se puede encontrar en el propio campus de la escuela en Dessau; un conjunto arquitectónico diseñado por Walter Gropius y algunos alumnos declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en 1996, por su enorme influencia en la arquitectura moderna.
Comenzando por el edificio principal, de planta asimétrica, con pabellones a diferentes alturas y predominio de ventanas horizontales; donde cada estancia se diseñó en función de la utilización que se le fuera a dar. Y siguiendo por las cuatro «casas de maestros», en las que se combinaron los espacios de trabajo, de ocio y las residencias del director y los instructores.
Las casas compartían el mismo plano básico y los armarios empotrados prefabricados. Algunos equiparon sus hogares exclusivamente con los funcionales muebles diseñados por Marcel Breuer; mientras que Kandinsky y Klee incorporaron sus teorías del color en el interior de sus casas, pintando las paredes blancas de los edificios con colores vivos. Esto reflejaba un principio clave del diseño de la Bauhaus, que las formas simples y reductivas permiten al individuo proyectar su propia experiencia en un espacio; la estructura como lienzo en blanco para que el espectador lo llene de significado. Un concepto estético, a la vez mínimo y máximo, que durante los años de entre guerras mundiales todavía se consideraba vanguardista; sin embargo, en los años 50 y 60, millones de hogares se llenaron de muebles limpios que salían de las líneas de fábrica.
Objetos para la vida cotidiana
Para los miembros de la escuela, el arte, el diseño y la tecnología debían responder de manera funcional a las necesidades de la sociedad; por ello, su búsqueda de una nueva estética que abarcara todos los ámbitos de la vida cotidiana.
En los talleres, los alumnos diseñaban y creaban todo tipo de objetos como sillas, camas, armarios, cubertería, juegos de té, expositores de periódicos, ceniceros, lámparas e incluso ropa. Después, se maquetaban y encuadernaban folletos y catálogos en los que se mostraban los productos y eran vendidos a las industrias.
Algunos de sus diseños se siguen fabricando y otros han servido de inspiración para posteriores creaciones. El ejemplo más evidente lo podemos encontrar en el interior de los célebres catálogos de la marca de muebles sueca citada al principio. Aunque también se pueden observar otros casos fuera del diseño industrial, sin ir más lejos en el mundo de la moda; como algunas colecciones de Agatha Ruíz de la Prada inspiradas en el vestuario creado por alumnos de la Bauhaus para sus obras de teatro o sus ballets:
Nueva tipografía
El contexto histórico en que surgió la Bauhaus se enmarca dentro de una época de rápida y continua transformación; también en el ámbito de la tipografía. Los tipógrafos del momento buscaron formas tipo que se adaptaran a las necesidades de la industria, o lo que es lo mismo, de la vida moderna. La idea era simplificar al máximo la forma en favor de la legibilidad; abandonando todo aquello que recordara al carácter manuscrito, como los trazos ascendentes o descendentes de carácter decorativo o expresivo. Establecieron así un nuevo estilo tipográfico que sentó los fundamentos de la Nueva Tipografía.
Uno de los alumnos más destacados de la escuela fue Herbert Bayer; quien tras estudiar allí durante 4 años llegó a ser nombrado por Gropius director de impresión y publicidad. En 1925, siguiendo los principios de diseño de la Bauhaus, realizó un estudio sobre el alfabeto universal. Amparado por el maestro constructivista húngaro László Moholy-Nagy, uno de los pioneros de la tipografía moderna, e inspirado por Peter Behrens, quien ya había impulsado el empleo de tipos de palo seco y la introducción de los caracteres dentro de una retícula para articular los espacios; Bayer creó una fuente geométrica, sin mayúsculas ni serifas, cuyas letras mostraban uniformidad de grosor en todas sus partes. Su versión digital recibe el nombre Architype Bayer.
Innovadora maquetación
Además de la creación de nuevos alfabetos, en la Bauhaus se hicieron otras investigaciones, esta vez en relación con la composición tipográfica.
Así,
se experimentó
con las composiciones
en bandera,
alineadas
por la izquierda,
se llevaron a cabo
contrastes en el tono
y peso de los tipos
con el objetivo
de establecer una
JERARQUÍA VISUAL;
y se emplearon
diversos elementos
como filetes gruesos,
puntos y cuadrados
para subdividir el espacio,
y así
GUIAR LA ATENCIÓN
DEL OBSERVADOR
hacia aquellos elementos
de la página
que había que resaltar.
Respecto a la composición de la página, y como ya habían hecho constructivistas y neoplasticistas, favorecieron la asimetría mediante los contrastes entre elementos horizontales y verticales y emplearon una retícula modular con el objetivo de proporcionar unidad al diseño.
Exposiciones y fiestas
La Bauhaus, además de una escuela de arte, fue también un gran experimento vital de una pequeña comunidad de alrededor de 1400 jóvenes que, tras la traumática experiencia de la Gran Guerra, se lanzó llena de entusiasmo a la construcción de nuevos modelos de convivencia. Pero en la Alemania de los años 20 se vivía un tenso clima político; lo que derivó en que algunos ciudadanos se mostraran recelosos de sus enseñanzas, que eran tachadas de socialistas internacionalistas. En 1923, el gobierno exigió a la escuela muestras de lo que se estaba haciendo en la escuela; así que se organizó la Primera Exposición de la Bauhaus, en la que los alumnos presentaron todo tipo de maquetas de viviendas.
Esas mismas tensiones políticas provocaron que la Bauhaus se mudara de Weimar a Dessau. Allí, para estrechar lazos con la ciudadanía, la escuela organizó numerosas fiestas temáticas, casi siempre de disfraces, en cuyos preparativos se trabajaba durante semanas; fomentando así el trabajo cooperativo de los alumnos.
Durante aquellos años la escuela disfrutó de su época más brillante; hasta que la llegada de los nazis al poder trajo consigo el final de las subvenciones públicas, lo que provocó su nuevo traslado a Berlín, y un año más tarde, el cierre definitivo.
Tras la Bauhaus
Tras el cierre de la Bauhaus, muchos ex alumnos y maestros huyeron de la dictadura nazi, difundiendo los principios de la escuela en muchas partes del mundo; Moholy-Nagy, por ejemplo, fundó el Instituto de Diseño del Illinois Tech de Chicago, conocido como «la nueva Bauhaus», donde una sobresaliente generación de fotógrafos estadounidenses, como Aaron Siskind o Harry Callahan (no confundir con Harry «el sucio»), le dieron fuerza a los experimentos en la fotografía modernista.
Por otro lado, Josef Albers, que primero fuera alumno y después profesor de diseño de muebles y trabajo con el vidrio, ayudó a moldear el incipiente programa de diseño gráfico en la universidad estadounidense Yale. También, otro ex alumno de la Bauhaus, Max Bill, dirigió la llamada «Ulm Bauhaus» (Escuela de Diseño de Ulm, Alemania); que funcionó entre 1953 y 1968. Una de las más progresistas instituciones de enseñanza de diseño y diseño ambiental; que sigue siendo un referente a día de hoy.
La geometría de líneas duras indicativa de la arquitectura de la Bauhaus, referente claro para Le Corbusier, entre otros, convirtió con el tiempo a la escuela en un icono del alto modernismo. En cuanto al diseño, sus influencias son tan inmensas que paradójicamente casi resultan imperceptibles; pues cambió el paradigma y sentó las bases del diseño que conocemos hoy en día. Por suerte para nosotros, sólo se necesita una llave Allen para mantener la Bauhaus viva.
Referencias: el libro The Collection Of Bauhaus Archive Berlín (2004) y las páginas web artsy.net, monografica.org y cultier.es
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